Lunes, 25 de Noviembre de 2024
La artista cubana Ana Beatriz Pérez, seleccionada para el I Programa de refugio creativo. Residencias artísticas Ana Mendieta
La artista cubana Ana Beatriz Pérez Enríquez (La Habana, 1972) ha sido seleccionada para el I Programa de refugio creativo. Residencias artísticas Ana Mendieta, un camino de innovación abierto por el Programa de Protección Internacional (PPI) de San Juan de Dios de León como resultado de la sinergia entre atención social, las artes y sus herramientas artísticas.
La que fuera primera bailarina de la compañía Danza Contemporánea de Cuba se ‘refugiará’ durante cinco días en La Fontana, residencia anexa a la parroquia San Antonio de Padua del barrio de Armunia de la capital, y sede del Programa de Protección Internacional (PPI) de San Juan de Dios de León. Allí desplegará la pieza ‘Anfibia’, creada bajo la dirección escénica de Ana Vallés como “un solo de danza que unifica voz, espacio sonoro y movimiento en un acto militante del ser y el estar, de permanecer en el aquí y el ahora, al encuentro de una naturaleza propia y distintiva, con el cuerpo como testimonio”
“Es una metáfora del cambio, del paso del tiempo y de la capacidad humana de saberse adaptar al territorio, mutando hacia nuevas realidades, ajustándose a un nuevo devenir”, precisado esta mujer residente desde el año 2001 en La Coruña, donde compagina su faceta artística con la docente.
Abierto a la comunidad
Aspectos como la relación con el entorno, las formas de habitar un espacio de manera diferente y la aproximación a otros cuerpos se darán cita en una residencia artística que, a modo de ensayo abierto a la comunidad, “pretende abrir la mirada sobre los procesos migratorios transformando situaciones críticas en oportunidades de crecimiento conjunto: de la comunidad, la institución y el territorio de acogida, de la persona o familia en tránsito”. “Y del artista”, según reflexiona Ánxela Blanco, dinamizadora sociocomunitaria de un PPI que acompañó a 279 personas en fase de acogida y a otras 87 en fase de autonomía, personas solicitantes y beneficiarias de protección internacional de una veintena de nacionalidades.
En la antigua residencia universitaria de La Fontana viven 76 personas de todas las edades, colores de piel, idiomas, niveles educativos y confesiones religiosas. Principalmente, familias y adultos jóvenes que esperan el permiso de trabajo para poder tener su primer contrato laboral y una casa propia.