Sábado, 14 de Septiembre de 2024
Restos del pasado vacceo de Segovia
La sexta campaña arqueológica realizada en el Yacimiento del Cerro Tormejón, en la localidad segoviana de Armuña, dentro del proyecto ‘Eresma arqueológico’ que comenzó en 2019, se ha centrado en la muralla de la Segunda Edad del Hierro que defiende el poblado por el flanco este. "Las dimensiones son espectaculares y la convierte en una de las mejor conservadas y preservadas de esta época en Castilla y León”, asegura el director del proyecto de investigación y arqueólogo, Raúl Martín.
En este sentido habla de una edificación con un centenar de metros de longitud, siete de anchura de muralla en piedra y casi 1,8 metros de altura y, a parte, “complementa el hábitat del cerro Tormejón que viene siendo ocupado desde hace unos 5.000 años” desde la Edad del Cobre hasta la Edad Media, en donde de forma ininterrumpida hay diferentes culturas asentadas.
Así, Martín explica que, en los últimos años se han centrado en conocer la “pequeña” ciudad de la Segunda Edad del Hierro que, en este caso, pertenece a la etnia de los vacceos “diferente a otros sectores de la provincia de Segovia y Castilla y León donde se dan cita otro tipo de pueblos” como los vetones en Ávila y celtíberos en Soria y en el sur de Segovia.
Estos resultados “vienen a complementar lo que ya sabíamos” que está en un estado de conservación óptimo “ya que allí no se ha construido ningún pueblo moderno”, por lo que cada vez que excavan se encuentran los materiales “prácticamente en el mismo estado que lo dejaron”, hace 2.500 años aproximadamente.
Otros hallazgos
En estas seis campañas, tal y como señala el arqueólogo, se han comprobado evidencias de la ocupación del Cerro Tormejón a través de los materiales recuperados de la Edad del Cobre, con unos 5.000 años de antigüedad. De esa fecha “hemos recuperado en esta campaña un vaso campaniforme en un estado de conservación fantástico” con forma de campana y vinculado a hábitats y a tumbas, amortizado en la base de la muralla “habrá que ver por qué está colocado allí”.
Propio de la II Edad del Hierro, a parte de la muralla, se ha excavado en la zona del poblado que ocupa más de ocho hectáreas y, en una de las viviendas, “hemos recuperado los restos íntegros de un enterramiento de un niño de apenas seis meses de edad que estaba depositado bajo el suelo de una de las viviendas”. Se trata, según explicó el arqueólogo, de “una de los rituales funerarios más particulares de estas gentes”.
También, en esta zona, destaca la localización del cuerpo sacrificado de un cordero lechal situado junto a este enterramiento “a los niños más pequeños de los pueblos vacceos se les entierra dentro de las casas porque se supone que aún no han llegado a la edad adulta”, por lo que siguen perteneciendo a la vida familiar. Junta a él, “está depositado un sacrificio vinculado a la buenaventura de los morados ya sean vivos o fallecidos como el caso del niño”, detalla Martín.
Ya de la época visigoda “la segunda fase en importancia” también se recuperaron diferentes viviendas con sus enseres domésticos “las vajillas y cerámica, así los molinos para el cereal”, para pasar a centrarse en los hallazgos de la Segunda Edad del Hierro “motivo de las últimas investigaciones”. Estos hallazgos, según explica, atestiguan la existencia de intercambios comerciales entre los habitantes vacceos del Tormejón y otros pueblos de la península Ibérica.
Trabajos en la muralla vaccea
La sexta campaña, recientemente finalizada el pasado 6 de septiembre, se ha desarrollado durante tres semanas en el cerro Tormejón, cuyos trabajos han sido financiados “como es habitual” por el Ayuntamiento de Armuña, con la aportación de 10.000 euros.
El equipo del proyecto ‘Eresma arqueológico’ ha estado formado por seis personas a las que se han sumado diferentes voluntarios de las localidades vecinas “que se animan a echarnos una mano en las labores de excavación”, llegando a contar con un equipo de 12 personas.
Con estos trabajos se ha logrado descubrir que la muralla se construyó en varias fases “parece ser que tiene una antigüedad mayor de la que pensamos, datada en la Primera Edad del Hierro” y, después se ha reutilizado, ampliando y reforzando en siglos posteriores “hasta alcanzar las dimensiones actuales que la convierte en una de las mejores conservadas de todo el mundo prerromano a nivel autonómico”.
Una vez finalizadas las labores de excavación, llegarán las de laboratorio “procesar toda la información” que se basa en lavar, inventariar y clasificar todo el material arqueológico, para pasar a elaborar planimetrías y disecciones estratigráfica “toda la burocracia que implica una excavación arqueológica y que nos lleva a una fase de investigación durante todo el año” para dejar “de forma cirujana” diseccionando el yacimiento en una memoria técnica que, posteriormente, se pone a disposición de la ciudadanía.
Próximas actuaciones
Desde el Ayuntamiento de Armuña, tal y como y confirmó su alcalde, Javier Sanz, pretenden seguir trabajando junto a los arqueólogos, aportando los 10.000 que dotaron esta sexta campaña y que supone “redoblar los esfuerzos económicos” respecto a años anteriores. En este sentido, recalcó que se seguirá trabajando en la zona de la muralla “lo que mejores resultados nos está dando”, promoviendo las excavaciones que, asegura, han generado ilusión entre los vecinos de la localidad.
“Supone mucho orgullo y responsabilidad con todo el trabajo que viene a partir de ahora”, para colocar señalética, promocionarlo y dinamizarlo, con el objetivo de potencializar el patrimonio en el medio rural y, así, “conseguir musealizarlo y que se convierta en un atractivo turístico”, siempre desde un punto de vista de gestión responsable del patrimonio, concluyó el alcalde.