El escritor Juan Manuel de Prada definió hoy su última novela ‘Cárcel de tinieblas’ (Espasa, 2025), la segunda parte de ‘Mil ojos esconde la noche’ como un “esperpento”, en la tradición de Valle Inclán. “Hoy en día, decir esperpento es una palabra connotada peyorativamente por que la gente no sabe lo que es un esperpento. “Yo así la reivindico por que mi libro trata de ser un esperpento, una visión alucinada, grotesca, corrosiva, destructiva, de tópicos y de falsas verdades heredadas de una etapa histórica”, apuntó. Algo parecido, añadió, a lo que buscó Valle Inclán en ‘La corte de los milagros’ y sus novelas del ciclo de las guerras carlistas.

Con motivo de la presentación de su obra en la 58 edición de la Feria del Libro de Valladolid, De Prada recordó que ‘Cárcel de tinieblas’ es una novela sobre los escritores y artistas españoles que estuvieron en París durante los años de la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial. “Un fresco histórico de lo que fue la cultura española en la capital francesa en un momento especialmente atractivo por la anomalía de la dominación extranjera de parte del país galo, que se convirtió en el epicentro de las mentiras históricas sobre las que se ha montado nuestro siglo XX”, añadió. 

En este sentido, el autor consideró, según recogió la Agencia Ical, que la novela trata de ser un homenaje a la tradición literaria española, “tan vilipendiada, tan demonizada y tan tachada”. De ahí que busque ser un tributo a la literatura picaresca, el esperpento y la literatura española del Siglo del Oro. 

Preguntado por el gran éxito de público y crítica que cosechó la primera parte de ‘Mil ojos esconde la noche’, Juan Manuel de Prada consideró que ha sido valorado por lectores que buscan “literatura dura”. “El único secreto es literatura y literatura, aunque puede haber ingredientes como que esté ambientada en el París ocupado o el hecho de descubrir personajes olvidados y desconocidos de nuestra cultura. La apuesta literatura insólita, de 1.600 páginas, de una novela barroca y esperpéntica, que ha resultado interesante a la gente”, declaró.

En ese escenario sitúa a Fernando Navales, un falangista ya presente en su novela ‘Las máscaras del héroe’, que viaja a la capital francesa con la misión de aglutinar a los intelectuales afines a la causa española. Pero pronto el relato se oscurece y París se transforma en esa “cárcel de tinieblas” que da título al libro.

“Suicidio” de las editoriales

Además, el autor hizo un repaso del panorama editorial actual y no dudó en calificar como “suicido” el camino que han iniciado las editoriales que buscan lectores entre “las gentes que no leen”. Por lo tanto, ofrecen “cosas que nada tienen que ver con la literatura” como libros muy cortos y para “mentes destruidas y arrasadas, que tienen una capacidad de concentración de cinco minutos”. 

Pese a ello, aseguró que hay gente que desea leer, aunque cada vez es menor por los sistemas educativos, que tienen un “plan de ingeniería social muy marcado que tratan de generar sucesivas remesas de españoles que no lean”. Por lo tanto, consideró que las editoriales deberían apostar por los grandes lectores y no por los “zoquetes empachados de televisión que, de pronto, se ponen a leer un libro porque le ha puesto su sello el presentador de televisión o el famosete de turno”.

El autor lamentó el proceso de “autocanibalismo” en el mundo de la edición española que tiende a publicar, sobre todos los grandes grupos editoriales, este tipo de libros. “Mi experiencia es que esto es un relato que están creando las propias editoriales”, concluyó. Y puso el ejemplo de su anterior novela que es la más leída de sus últimos 20 años y ya acumula once ediciones, lo que demuestra que hay personas interesadas en leer “libros literarios”.