
Sábado, 21 de Junio de 2025
Un tesoro único bajo la catedral de Palencia
Caminar por los pasillos de la catedral de Palencia, entre sus piedras centenarias, es adentrarse en un viaje a través de siglos de historia. Apodada la Bella Desconocida, esta seo, la tercera más grande de España, sigue fiel a su nombre, revelando en la actualidad secretos que asombran a visitantes y expertos, más de 700 años después de su construcción. En 2023, durante las obras de restauración de la capilla de San Isidro, emergió un hallazgo excepcional: una cripta abovedada de época prerrománica y un osario con entre 10.000 y 20.000 restos óseos. Este descubrimiento ha captado la atención de la comunidad científica internacional y es objeto de estudio por un equipo de estudiantes y profesores de universidades prestigiosas, en colaboración con la Universidad de Oxford y la empresa ADITU Arqueología. Dirigido por el arqueólogo Arturo Balado, el proyecto no solo busca iluminar el pasado medieval de Palencia, sino que podría reescribir la historia del templo, conectándola incluso con el antiguo hospital de San Bernabé.
Todo comenzó con un sondeo arqueológico rutinario, motivado por problemas de humedades y hundimientos en las lápidas de la capilla de San Isidro, también conocida como San Miguel. Las obras, financiadas por el 1,5 por ciento Cultural, buscaban preservar el patrimonio de la catedral, pero nadie esperaba lo que se encontraría bajo el suelo. “Era un sondeo sencillo, pero se complicó cuando apareció una gran estructura abovedada que se extiende hacia el exterior de la catedral, pasando por debajo de sus cimientos”, explica Arturo Balado, arqueólogo de la seo palentina. Esta bóveda, de unos cuatro a cinco metros de profundidad, podría datar de entre el siglo II o III d.C. y los siglos VIII, IX o X, un margen que abarca desde la época romana hasta el período prerrománico. Sin embargo, la identificación precisa de su origen sigue siendo un enigma, ya que los niveles arqueológicos que acompañan la estructura fueron alterados en el siglo XVI.
En esa época, según Balado, se llevó a cabo una gran obra para nivelar el suelo de la catedral, que hasta entonces presentaba desniveles acumulados por siglos de construcción. Durante este proceso, las tumbas medievales de los siglos XIII, XIV y XV fueron removidas, y sus restos óseos trasladados a un osario en la capilla de San Isidro. “Algún palentino decidió hacer un gran boquete y depositar todos los huesos juntos ahí. Eso es lo que nos hemos encontrado: un osario enorme que excavamos parcialmente en 2023”, relata el arqueólogo. Este amasijo de huesos, acumulado con respeto funerario en un contexto sagrado, es ahora el foco de un ambicioso estudio osteoarqueológico.
Desde este mes, un equipo de 12 estudiantes procedentes de universidades de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Malasia, acompañados por profesores de Australia, Suiza, Estados Unidos y España, trabaja en la catedral bajo la coordinación de ADITU Arqueología y el respaldo del Cabildo Catedralicio. Durante tres semanas, este grupo analiza entre 10.000 y 20.000 restos óseos, con el objetivo de desentrañar detalles sobre la población palentina de los siglos XII al XV. “Queremos conocer la edad media de los enterrados, su estado de salud, las proporciones de género y posibles patologías que dejaron huella en los huesos”, detalla Balado. Sin embargo, la magnitud del osario dificulta la individualización de los restos, por lo que el estudio se centra en promedios y tendencias generales.
El proyecto no solo tiene un propósito científico, sino también formativo. Los estudiantes, muchos de los cuales se especializarán en arqueología o ciencias forenses, aprenden a identificar huesos, exhumar restos con metodología arqueológica y analizar datos antropológicos. “Es un laboratorio de formación. Aquí aprenden a distinguir cada hueso tras ver 20 o 30 iguales, y eso les da una experiencia única”, destaca Balado. La iniciativa, impulsada por el obispo de Palencia, Mikel Garciandía, aprovecha la experiencia de ADITU en proyectos similares, como el estudio de un osario en Roncesvalles, para establecer comparaciones que enriquezcan los resultados.
Con algo menos de una semana restante para esta fase del estudio, el equipo enfrenta un reto colosal: procesar entre 1.000 y 2.000 huesos diarios. “Es casi imposible terminar en este tiempo, por lo que ya pensamos en una segunda edición o fase en el futuro”, admite Balado. La colaboración internacional y el entusiasmo del obispo, junto con los permisos otorgados por la administración, allanan el camino para continuar esta investigación, que no solo posiciona a Palencia como un referente en arqueología, sino que también fomenta el turismo cultural en la ciudad.
Más allá de los restos óseos, la cripta abovedada es el hallazgo que más intriga a los expertos. Situada a la misma profundidad que la cripta de San Antolín, el elemento más antiguo de la catedral (siglo VII), esta estructura podría ser visigótica o prerrománica, según las hipótesis iniciales. “Es una bóveda impresionante que se extiende hacia la calle paralela al hospital de San Bernabé. Hemos medido al menos cinco o seis metros, pero no sabemos dónde termina”, explica Balado. La excavación completa de la cripta requiere remover el osario y el interior de la capilla, una tarea que demanda recursos y apoyo institucional. El descubrimiento de esta cripta, anunciado en 2023, ha sido calificado como excepcional por su potencial para reescribir la historia de la catedral.
El proyecto también abre la puerta a iniciativas ambiciosas, como la creación de una escuela de estudios óseos o programas especializados en historia prerrománica y medieval. “Sería prematuro hablar de eso ahora, pero la implicación de la Universidad de Valladolid o el campus de Palencia podría dar un impulso enorme”, opina Balado.
El impacto de este hallazgo trasciende lo académico. “Para los palentinos, es una oportunidad de conocer su pasado y poner a Palencia en el mapa”, asegura Balado. La llegada de estudiantes de cuatro países ha sorprendido a muchos, que descubren una ciudad cuya riqueza patrimonial es poco conocida. “Para ellos, recorrer las calles de Palencia es una auténtica sorpresa. No habían oído hablar de ella, y ahora quieren volver con sus familias”, cuenta el arqueólogo. Este flujo de visitantes fortalece el turismo, un sector clave para la ciudad, que ya registra más de 20.000 visitas a la catedral en los primeros cinco meses de 2024.
Balado lanza un mensaje a los palentinos. “Amen más su catedral, apóyenla y apoyen su patrimonio, porque es enorme y muy desconocido”. El arqueólogo confía en que el descubrimiento de la cripta y el estudio de los restos óseos sean el impulso necesario para que la Bella Desconocida se convierta en la Bella Reconocida. “Si investigáramos más, descubriríamos más secretos. Esto fue solo la casualidad de un sondeo”, reflexiona.
La Cctedral de Palencia guarda aún muchos misterios. Bajo sus cimientos yacen capas de historia, desde la Pallantia romana hasta la catedral románica que precedió a la actual. La cripta prerrománica y el osario son solo la punta del iceberg, un recordatorio de que el pasado está vivo y espera ser explorado. Con el apoyo de las administraciones y la pasión de investigadores como Balado, Palencia tiene la oportunidad de reclamar su lugar en la historia, no solo como una ciudad de belleza discreta, sino como un epicentro de conocimiento sobre el pasado medieval de Europa.
Este proyecto, que une ciencia, formación y respeto por el legado humano, es un testimonio de cómo el pasado puede iluminar el presente. Mientras los estudiantes clasifican huesos y los arqueólogos sueñan con excavar la bóveda, la catedral susurra sus secretos, invitando a todos a escuchar.